06/05/2025

“Que trabajen ellos: queremos vivir, no sobrevivir”: crónica de las manifestaciones del 1 de mayo en Euskal Herria

  • Barakaldo, Bilbo, Donostia e Iruñea volvieron a acoger sendas movilizaciones reivindicativas de CNT
  • Junto a otras centrales sindicales o de manera independiente, la anarcosindical reivindicó la necesidad de lucha obrera frente a la barbarie capitalista

Bajo el lema “Que trabajen ellos, por un empleo que no nos robe la vida”, CNT ha salido a la calle este jueves 1 de mayo. La organización anarcosindicalista ha denunciado la explotación laboral impuesta por el sistema capitalista y ha reivindicado la dignidad de la clase trabajadora frente a la precariedad, el estrés y la desigualdad. “Llamamos a rechazar las reformas superficiales y exigimos una transformación profunda”, señalaron en las manifestaciones.

En Barakaldo e Iruñea las manifestaciones se realizaron junto a otras organizaciones sindicales, reivindicando que en la lucha obrera no hay tregua, denunciando la guerra y el fascismo. En Iruñea la movilización finalizó con un pintxopote en el local sindical. Mientras, en Bilbo y en Donostia, la asistencia a las manifestaciones fue numerosa.

En Bilbo, la manifestación del 1º de Mayo concluyó este mediodía con un mitin a cargo de Endika, Olatz y Eva, militantes del sindicato que pusieron voz al cierre de la jornada reivindicativa ante centenas de personas congregadas en la plaza. Al finalizar, un coro cerró el acto cantando el himno anarcosindicalista ¡A las barricadas!.

"No hay plan B: o comunismo libertario o barbarie"

En la primera intervención, Endika hizo un alegato firme contra el capitalismo en su fase actual y una llamada urgente a la organización obrera desde abajo. A lo largo del discurso, denunció que estamos ante una nueva ofensiva de bloques imperialistas que compiten por el saqueo global mediante la guerra, el control y la represión. “Nos quieren hacer elegir entre imperios mientras todos nos explotan igual. Pero nuestra trinchera no está entre banderas: está entre compañeras”, proclamó, en un rotundo rechazo a los conflictos entre élites capitalistas.

Endika centró el núcleo del mensaje en la propuesta concreta que la CNT plantea: la Agenda 2036, un plan revolucionario dividido en cuatro etapas —implantación sindical, alternativa económica, hegemonía limitada y hegemonía total— que busca construir un contrapoder real. “No se trata de resistir bajo la bota capitalista, sino de prepararnos y construir un futuro justo desde la autogestión”, remarcó.

Sin embargo, recordó que esta hoja de ruta necesita estructuras organizativas reales en los sectores productivos. Por eso, defendió la necesidad de construir implantación sectorial desde el trabajo diario y coordinado de las secciones sindicales, superando la fragmentación actual del mundo laboral: subcontrataciones, precariedad, dispersión de compañeras por distintas empresas.

En el tramo final, Endika apeló a la necesidad de tejer alianzas, pero “con sentido y con estrategia”. Señaló que la CNT está abierta a colaborar con organizaciones que compartan la acción directa y la autonomía, pero poniendo el foco en los centros de trabajo. “No se trata de sumar por sumar, sino de sumar para avanzar”, declaró, recordando que la lucha sindical debe ser el eje de todas las acciones, incluidas aquellas de carácter internacionalista como el boicot a empresas cómplices del genocidio en Gaza.

Cerró su intervención con un mensaje claro: “Tenemos el análisis, el plan y la voluntad. Es hora de activar la Agenda 2036. Es ahora… o nunca”. Y concluyó entre aplausos con una consigna que resonó fuerte en la plaza: O comunismo libertario… o barbarie. O anarcosindicalismo… o ecofascismo.”

“Que trabajen ellos: queremos vivir, no sobrevivir”

La militante Olatz fue la encargada de poner voz al comunicado del Confederal, uno de los momentos más emotivos y combativos del mitin del 1º de Mayo de la CNT. En un discurso cargado de fuerza, denunció con contundencia la violencia estructural que el sistema capitalista ejerce a través del trabajo asalariado.

“No nacimos para ser piezas en la máquina de la explotación”, comenzó Olatz, lanzando un mensaje directo contra un modelo laboral que convierte cada jornada en una condena. Denunció cómo la precariedad, la sobrecarga, el estrés y la enfermedad son condiciones normalizadas para millones de trabajadoras mientras los poderosos se enriquecen sin haber doblado nunca la espalda.

Frente al relato institucional que habla de progreso y reformas, la militante recordó que las trabajadoras siguen muriendo en los tajos y malviviendo en los márgenes. “Estamos orgullosas de ser trabajadoras, pero no de ser esclavas”.

Olatz reclamó la necesidad de recuperar la vida robada: tiempo, dignidad, cuerpo y sueños. Apostó por una nueva forma de organizar la existencia, desde los cuidados, la colectividad, la ternura y la rabia organizada. “No queremos reformas tibias ni migajas: queremos todo”, proclamó, reivindicando el legado histórico de la CNT en la conquista de la jornada laboral de ocho horas y señalando que será el anarcosindicalismo quien derribe definitivamente el yugo del trabajo alienado.

También tuvo un lugar central en su intervención la denuncia internacionalista, recordando a la clase trabajadora palestina y a quienes resisten bajo las bombas. “Su silencio es complicidad. Nuestra memoria es resistencia. Nosotras no dejamos a nadie atrás”, afirmó con emoción, reafirmando el compromiso de la CNT con el internacionalismo obrero.

El discurso concluyó con una consigna que sintetiza la fuerza del mensaje: “Que trabajen ellos. Nosotras queremos vivir, luchar y liberar cada rincón de nuestras vidas. Porque el mundo será de quienes lo trabajan, no de quienes lo saquean.”

“Es imposible acabar con el capitalismo sin acabar con el patriarcado”

La compañera Eva —militante y responsable sindical, jurídica y feminista en su en CNT— tomó la palabra para lanzar un discurso profundo que abordó tres ejes fundamentales: la represión sindical, la lucha obrera de base y el feminismo como parte inseparable de la lucha de clases.

Eva comenzó su intervención con una emotiva mención a “las seis de La Suiza”, afiliadas a la CNT de Xixón, condenadas a prisión y a cuantiosas multas por participar en una campaña sindical tras denunciar abusos sexuales y violaciones de derechos laborales. “Colocar a sindicalistas a las puertas de la cárcel por hacer concentraciones o piquetes es un ataque directo a toda la clase obrera organizada”, denunció. Y destacó como punto positivo la oleada de solidaridad sin precedentes que ha unido a diversas organizaciones del movimiento obrero más allá de sus diferencias.

A continuación, Eva relató el conflicto vivido en el matadero de Litera Meat, en Binéfar (Huesca), donde la CNT convocó una huelga en condiciones extremadamente difíciles: “un sector olvidado, con condiciones del siglo XIX y una plantilla, en su mayoría migrante, que sufre abusos diarios”. A pesar de la represión, la criminalización y el silencio cómplice del comité de empresa, la huelga tuvo una participación de entre el 50 y el 80% de una plantilla de más de 1600 personas.

Eva subrayó que la experiencia desmonta los estereotipos racistas que acusan a las personas migrantes de pasividad o conformismo. “Lo que no se puede pretender es que se integren en organizaciones que ni les ven, ni les escuchan, ni les respetan”, declaró. Añadió que cuando una organización como la CNT ofrece herramientas reales, horizontales y combativas, “las trabajadoras migrantes están ahí, codo con codo y cueste lo que cueste”.

Pasando al análisis de género, Eva denunció la doble carga de las mujeres trabajadoras, recordando que, cien años después de conquistar la jornada de 8 horas, muchas siguen sin poder disfrutarla: “No hay sirena que marque el final de jornada en nuestros hogares”. Criticó el abandono institucional en materia de cuidados y el desprestigio de profesiones feminizadas y esenciales como la ayuda a domicilio, el empleo doméstico o la atención geriátrica.

El sistema capitalista es inseparable del patriarcado, y la lucha sindical debe ser inseparable de la lucha feminista”, afirmó. Denunció la paradoja de que en esta sociedad los trabajos socialmente útiles son los más explotados y feminizados, mientras que actividades antisociales y masculinizadas —como la especulación o la industria militar— gozan de prestigio y salarios altos.

En un mensaje directo a los compañeros de la organización, Eva fue contundente: “La mujer trabajadora no puede ganar esta lucha sola. Os lo tenéis que meter en la cabeza: es imposible acabar con el capitalismo sin acabar con el patriarcado.”

Cerró su intervención agradeciendo al sindicato de Bilbao su invitación y recordando que el 1º de Mayo no es una tradición vacía, sino una jornada para reconocerse como clase y reafirmar que no estamos solas, que podemos ganar, y que seguiremos ganando.

Agenda

Sin eventos