- El Parlamento Vasco ignora 145.000 firmas y cierra la puerta al debate sobre pensiones dignas
- CNT denuncia la complicidad institucional con la precariedad y llama a seguir en la calle
El Parlamento Vasco ha vuelto a dar la espalda a la clase trabajadora y, en especial, a las y los pensionistas. Con los votos en contra de PNV, PSE-EE y Vox, y la abstención cómplice del PP, se ha rechazado la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que, con el aval de 145.000 firmas, exigía la equiparación de las pensiones mínimas al Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Solo EH Bildu y Sumar han apoyado una propuesta de justicia social que responde a una reivindicación sostenida durante años por el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria.
Desde CNT denunciamos este ejercicio de autoritarismo parlamentario, que ni siquiera ha permitido abrir un debate real sobre una demanda básica: que ninguna persona pensionista viva por debajo del umbral de la pobreza. Que partidos como PNV y PSE-EE, instalados en el discurso vacío del “diálogo social”, se nieguen a dar curso a una iniciativa respaldada masivamente en las calles, muestra hasta qué punto el parlamento vasco es en realidad un muro contra las voces de la gente.
El posicionamiento en contra que tramitar la ILP choca más cuando media centena de ex altos cargos del Gobierno Vasco tienen una jubilación privilegiada con complementos vitalicios, que supera con creces el dinero que recibiría alguien que cobrase la jubilación máxima.
La excusa de la “falta de competencias” o de la “inviabilidad económica” no es más que un argumento para perpetuar la precariedad. El mismo Gobierno Vasco que no duda en destinar millones a grandes infraestructuras, rescates empresariales o proyectos especulativos, se declara incapaz de garantizar ingresos dignos a quienes han trabajado toda su vida. Una vez más, se priorizan los intereses de la patronal y del capital frente a la dignidad de la mayoría social.
El rechazo a la ILP no silencia la reivindicación. CNT estará, junto con el movimiento de pensionistas y el conjunto de la clase trabajadora, en las calles y en la lucha, porque las pensiones son un derecho y no una limosna. La exigencia es clara: pensiones mínimas iguales al SMI y financiadas mediante una redistribución real de la riqueza.
No aceptamos excusas. Somos conscientes que esto no deja de ser otra traba más impuesta por el juego de la democracia parlamentaria. Pero no vamos a detenernos aquí. Lo que está en juego no es solo el presente de cientos de miles de pensionistas, sino también el futuro de toda la clase trabajadora.
Fuente de la imagen: EFE