15/07/2023

QUÉ CANSINO ES ESTO DEL 23J

Escrito por Enrique Hoz

Escrito por Enrique Hoz

Yo no voto; me refiero a este circo de las elecciones institucionales, sean del ámbito que sean. Sí voto en el Sindicato en el que milito cuando tratamos asuntos en los que se exponen diferentes criterios y, además, se emite el voto de forma pública, a mano alzada, nada de votos secretos. Actuar de esta manera no me hace ni mejor ni peor que nadie. Simplemente, creo que es un camino, sin ser perfecto, menos contaminado a la hora de funcionar.

Como restan pocos días para el 23J, se van a recrudecer las promesas políticas hasta el punto de tener que soportar payasadas de diferente calibre. Vamos con ellas.

 

-Payasada de un/a abstencionista pasivo/a: “votar es legitimar el sistema”. Vivir ya, en sí mismo, es legitimar algo, por tanto, vivir dentro del sistema, sin entrar en detalles más complejos, no le hace ajeno a una legitimación indirecta. Si decir esa chorrada es lo más complejo que se le ocurre, la falta de amplitud cognitiva destaca por encima de todo. El abstencionismo pasivo es lo que tiene, verborrea desde el sillón de casa y poco más que postureo.

-Payasada de un/a votante pasivo/a: “la culpa de la entrada de la ultraderecha en la instituciones es de la abstención”. Otra estupidez para hacer bulto en el baúl de los despropósitos. Vamos a ver; si se trata de señalar culpables, no hay más que dirigir el dedo hacia el/la votante de esas formaciones de postulados cutres. Si no reciben votos, no se comen nada, por tanto, difícilmente se puede entender que culpabilizar a quien no vota sea un reproche acertado. Tiene en común con un/a abstencionista pasivo/a la verborrea desde el sillón de casa y el postureo.

-Payasada de un/a votante activo/a: similar a la de un/a votante pasivo/a. En este caso, en su favor he de decir que, por lo menos, con acierto o sin él, es militante político/a.

 

En cualquiera de los tres ejemplos sería conveniente que se aplicasen aquello de que “es mejor estar callado/a y parecer tonto/a, que abrir la boca y disipar todas las dudas”.

De entrada, no me valen ni el/la abstencionista ni el/la votante cuya militancia política, en ambos casos, es nula. De iluminados/as está el mundo lleno y más si pontifican desde su pedestal de no mover un dedo. Se ve que agujetas no van a pillar.

¿Le presto más atención a quien vota y, al mismo tiempo, es militante político/a? Podría decirse que, la verdad, le tengo respeto, dentro de un debate limpio, mientras no me responsabilice, como abstencionista activo, de que ciertas formaciones políticas puedan llegar a tener representación institucional.

Uno u otro partido obtienen representación parlamentaria porque reciben votos, por tanto, no puedo dejar de insistir, aunque suene a lección básica de Barrio Sésamo, en que el peso de los resultados obtenidos recae en el/la votante, nada más.

No quiero lecciones de pureza tanto del no voto como del sí voto, más que nada porque la pureza no deja de parecerme un concepto religioso y quien hace de su pensamiento político una religión mejor si no me tiene cerca porque a estas alturas de mi vida personal y de mi vida militante estoy saturado de profetas salvapatrias.

Yo no voto. Esa posición no me hace estar por encima ni por debajo de un/a votante y mucho menos se me ocurrirá reprocharle su participación en el circo electoral. Conozco a grandes personas que militan con el convencimiento de que el parlamentarismo es el camino para lograr una sociedad más justa. Yo no lo creo, por eso escogí otra senda (resultado de mi conciencia de Clase Trabajadora) sin atajos, sin pretender ofertar verdades absolutas, pero con la firme determinación de no comulgar con los vendedores de humo, vengan de donde vengan.