19/11/2012

Lo que podía ser y por ahora no es

Escrito por Enrique Hoz

Huelga el 29 de Marzo. Huelga el 26 de Septiembre. Huelga el 14 de Noviembre. Vaya racha de… ¿efervescencia social? Si es por los Sindicatos pequeños, la respuesta es afirmativa. Si es por los grandes, no es más que una especie de reality show de cara a la galería donde la política de pandereta y el paripé se funden en fraternal abrazo. Entiéndase el concepto “grandes” en el sentido de tener más minutos en los medios de comunicación y más capacidad de movilización, dato éste que contrasta con su incapacidad para frenar los recortes, las reformas laborales y demás retrocesos sociales.

Corría el día 29-M, suena hasta lejano, y la movilización contra el ardor recortador pepero se hizo notar. Habían pasado sólo tres meses desde la nueva entrada en el Gobierno de los herederos sociológicos del franquismo, gracias al terreno asfaltado que les habían dejado los iluminados del PSOE, y ya nos estaban apretando bien las tuercas. No entro en el debate estéril sobre quién convocó primero, quién se sumó después… El caso es que todo el arco sindical que operamos por aquí estuvo en la calle. Juntos, no revueltos, pero todos. Fue una especie de soplo de esperanza. Podía haber sido el punto de inflexión de recuperación de la conciencia de clase pero se quedó ahí, no tuvo la continuidad que requería, dependientes como somos, en estos casos, de que los Sindicatos con mayor capacidad de movilización apuesten por ir más allá.

Llegó septiembre y el 26 fue el día elegido. La autodenominada mayoría sindical vasca (ELA, LAB, EHNE, STEE-EILAS, HIRU, ESK), CNT, CGT y diversos movimientos sociales estábamos al frente de la convocatoria. Quizá por algún tipo de mensaje de inspiración divina que les tenía flotando sobre suaves brumas, CCOO y UGT entendieron que esa movilización no iba con ellos. Esos dos Sindicatos no disponen aquí de la capacidad movilizadora de ELA y LAB, están muy lejos de ello, pero su pequeña parcela todavía la conservan, de ahí que el 26-S no alcanzase las cotas del 29-M.

Para esta última fecha, 14-N, mueve ficha CCOO y UGT. Desde CNT, CGT y ESK también vamos a la huelga. Ahora les toca a ELA y a LAB decir que no, quizá porque el mensaje con aura celestial que les llega a ellos les incita más a retozar en alfombradas praderas. También EHNE, HIRU y STEE-EILAS pasan, pero destaco a ELA y a LAB porque su capacidad de movilización es infinitamente superior al resto de Sindicatos.

En Septiembre CCOO y UGT decidieron que parapetarse en su letargo era la mejor postura. Para Noviembre, les ha tocado a ELA y a LAB el turno de mirar al techo y silbar. El sindicalismo institucionalizado transformado en rabieta de patio escolar.

Nuevamente nos vemos inmersos en una pugna que en nada beneficia a los trabajadores, de ahí que, al igual que con la huelga del 26-S, les hagamos una crítica ante su imposibilidad de mantener la unidad de acción sindical concreta de cara a esta nueva cita del 14-N. Estos errores sólo sirven para desalentar a los trabajadores.

Movilizaciones que son apoyadas por unos y otros, pero no compartidas, creando situaciones absurdas en la que el esquirol se justifica para los primeros, en septiembre, y para los segundos, en noviembre. Ya tenemos un nuevo tipo de menú: el esquirol a la carta. Son momentos puntuales en los que se debe dejar tanta palabrería y orgullo patriótico para dar paso al sentido común y a la capacidad transformadora de la clase trabajadora.

De CCOO y UGT no espero gran cosa. Hace mucho tiempo que emulan a un barco a la deriva. De ELA y LAB esperaba, para el 14-N, un poco más de altura de miras. Si la convocatoria del 26-S también llevaba implícito una especie de bye bye a Patxi López (estaba cantado su batacazo en las elecciones autonómicas del 21-O tras ser lehendakari gracias al “golpe de estado democrático” propiciado por la fascistoide Ley de Partidos), esta negativa  a implicarse en el 14-N también alberga en su seno una dejadez acomodaticia ante esa mayoría nacionalista vasca que copa la composición del nuevo Parlamento Vasco.

Tocar poder atonta y estar sumido en estado de atontamiento hace ver mayorías donde no las hay. Redondeando números (me interesa más el razonamiento que la cifra exacta), hay que recordar que el voto nacionalista vasco (PNV + EH BILDU) ha supuesto el 38% del censo electoral; la abstención el 34%; el voto nacionalista español (PP + PSOE + UPyD) se ha ido al 21% y un 7% de votos, incluido el voto nulo y el blanco, que han ido dirigidos a otras opciones políticas que cada cual puede considerar si están en la órbita del nacionalismo vasco, del español o de ninguno. Esa es la foto real, no hay otra. Y a esa foto real se le ha aplicado el photoshop institucional, podríamos bautizarlo como PhotoD´Hont, y se ha creado una nueva imagen, trucada hasta los dientes, que se materializa en un Parlamento donde el 38% de voto nacionalista vasco, más lo que se quiera añadir de ese 7% de otros grupos políticos, acapara el 64% de escaños (48 de 75), mientras que el 21% de voto nacionalista español, más lo que se quiera añadir de ese 7% de otros grupos políticos, se transforma en un 36% de escaños (27 de 75). Lo dice la foto del Parlamento: de cada cien ciudadanos de la Comunidad Autónoma del País Vasco, 64 somos nacionalistas vascos y 36 somos nacionalistas españoles. Amén.

Estamos asistiendo al desmantelamiento de todo el tejido social y a lo más que aspiran estos Sindicatos es a convocatorias, cada bloque en días diferentes, de huelgas de un solo día, tan necesarias, tan insuficientes como tardías y espaciadas en el tiempo. Quizá el problema resida en que el sindicalismo institucionalizado no da más de sí y quienes viven de ese modelo sindical son conscientes de ello, por eso hablan de movilizaciones sin especificar hasta dónde están dispuestos a llegar. Y cuando la CNT plantea que las convocatorias deben ir más allá de paros de veinticuatro horas, es decir, la huelga indefinida, a más de uno de estos gerifaltes del profesionalismo sindical les tiemblan las piernas.

Me cuentan compañeros de la CNT de otras regiones del Estado Bananero Español que la experiencia vivida por ellos el 14-N ha sido superior a la del 29-M (el 26-S la huelga era sólo en Euskadi y Navarra), que se ha unido mucha más gente a las movilizaciones y que en algunas localidades el seguimiento de la huelga ha adquirido tal magnitud que la inactividad laboral y la afluencia a las concentraciones y manifestaciones ha desbordado todas las previsiones, dejando imágenes que hacía tiempo que no recordaban. Escucho esto y me sumo en la melancolía, aquí, en el país del “antes esquirol que español”, viendo como se desaprovecha otra oportunidad para comerle terreno a este sistema de explotación. Menos mal que me queda el consuelo de que la CNT ha vuelto a dar lo mejor que tiene, que ha estado donde tenía que estar y que resulta lo suficientemente molesta como para que el día posterior al 14-N algunos medios de comunicación la ignoren o trivialicen su presencia.