20/11/2023

Esta casa es una ruina

Escrito por Inma Iglesias Guerra

Después de unos meses de sequía creativa, provocada por diferentes motivos personales y también técnicos, me planto ante el teclado con ganas de soltar, tengo una incontinencia mental que no sé muy bien cómo voy a controlar. Son tantas las cosas de las que considero necesario hablar, que me resulta muy difícil elegir sólo una. Estamos ante la inminente investidura de Pedro Sánchez, que lo va a conseguir con el apoyo de los catalanes más independentistas para espanto del facherío patrio y del propio facherío que milita en sus filas. Soy poco ducha en el análisis político puro y duro, no me voy a meter en ese charco porque no lo controlo y me ahogaría en sus farragosas aguas; desconozco lo que hay detrás de todo lo que aparece por delante, pero sospecho que es mucho, y como no controlo las entrañas de la política, me voy a limitar a un análisis más superficial, más a nivel de usuario; es decir; más de lógica y sentido común que yo creo que es lo que más escasea.

Como iba diciendo, parece que las conversaciones entre PSOE Y ERC, se han cerrado con un compromiso para el traspaso del servicio ferroviario de cercanías y con una condonación del 20% de la deuda contraída por Catalunya a través del Fondo de Liquidez Autonómica, lo que supondría más de 14.000 millones de euros que la Generalitat no tendrá que devolver al estado. A esto hay que sumarle la ley de amnistía y el acuerdo de mantener una mesa de dialogo entre ambos gobiernos, el catalán y el central. Vamos, que a más de dos se les atragantó la cena de anoche y el desayuno de esta mañana; a más de dos que dirán que esa cantidad de dinero nos va a llevar a la ruina al resto, pero a los que les parece estupendo que mantengamos al emérito en Abu Dabi; todo hay que decirlo.

Desde la ignorancia política en la que me manejo, no sé qué es lo terrible de todo esto, que Cataluña se haga cargo de sus trenes, me parece hasta lógico; que para ello necesite dinero, pues también…así que esos casi 15.000 millones los pueden usar para eso. Y luego está lo de la amnistía; parece ser que les van a levantar el castigo a los rebeldes que se querían salir de España y eso sí que no hay facha que lo aguante.

Este país bananero que nos ha tocado en suerte, celebra por todo lo alto que la niña Leonor jure la constitución el día de su 18 cumpleaños y yo, que formo parte de esto tanto como esa pija que ondea una banderita mientras grita “viva el rey”, me lo tengo que tragar sin derecho a darle la espalda y a no querer ser parte de ese circo. Lo siento, señora pija del centro de Madrid, tengo el mismo derecho a no querer eso, que usted a quererlo. En esta suerte de familia disfuncional que es España, hay miembros que no quieren seguir las normas impuestas por otros miembros. Papá Pedro tendrá que intentar que todos sus hijos convivan en paz y armonía, aunque para ello tendrá que respetar el carácter y las particularidades de cada uno de ellos, como en todas las familias hay hijos más rebeldes y otros más dóciles, lo que no significa que el rebelde sea peor que el otro ni viceversa. Y si no; si la cosa se pone muy tensa; tendrá que dejar que ese hijo se vaya de casa y haga su propia vida, no se pueden poner puertas al campo… Esto, que a priori, no me parece tan complicado se vuelve terrible porque la “sagrada” Constitución dice lo que hay que hacer todo el rato, es el manual de instrucciones de esta familia, y es absolutamente inviolable, nadie se puede saltar esas normas (bueno, el abuelo golfo de la niña Leonor, si…pero sólo él). Ese manual de uso es de 1978, tiene 45 años, se ha quedado obsoleto, fijo. ¡Pero si hoy en día nada dura más de diez años!, como se puede pretender que lo que valía hace 45 años, siga valiendo hoy.

Una vez oí a alguien decir que los hijos se deben ir de casa pronto, porque en una casa no pueden convivir en armonía varios adultos juntos. Cuando los hijos se hacen adultos y desarrollan su propia personalidad necesitan su propio espacio. Me pareció una reflexión muy certera, y perfectamente aplicable a lo que viene pasando en España. Igual va siendo hora de que algún hijo de independice, igual es que ya no nos soportamos todos metidos en la misma casa. Creo que no hay que negar la evidencia, no se puede avanzar si no se acepta la realidad. Y la realidad es que en Cataluña pasan cosas que no pasan en otros lugares de la casa, y esa realidad tiene que ser escuchada y aceptada; como la realidad vasca o la realidad canaria o cualquier otra realidad. No entiendo el miedo al cambio, no entiendo el odio a Cataluña de los que precisamente están más en contra de su independencia. A mí si algo o alguien no me gusta, cuanto más lejos mejor. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, que diría mi madre para zanjar este asunto.

Volviendo a la cabalgata de reyes, me refiero a la que hubo el 31 de octubre; oigo a una tertuliana rancia de un programa rancio de televisión decir que era muy lamentable que fuera una ceremonia tan austera, que algo tan trascendente e importante, la mejor campaña turística que se le puede hacer a la ciudad de Madrid, que algo tan histórico se tuviera que hacer de una forma tan sencilla para no enfadar a los “ofendiditos” a los que todo esto les parece un despilfarro, a los vascos y catalanes que no se suman a la fiesta porque consideran a la monarquía como algo arcaico y opaco. Como se atreven los vascos y los catalanes a decir semejante infamia de la monarquía, que si por algo se ha caracterizado a lo largo de la historia es por su modernidad y transparencia. En fin señora, no voy a decirle lo que me parece usted, sobre todo porque no va a leer esto y por lo tanto no se va a enterar.

El problema es que esta señora y mucha otra gente que piensa igual, se considera con la verdad absoluta y no se plantea en ningún momento que mi opinión, mi forma de ver ese acto es tan válida como la suya.

Pues con este percal, para cuando estas letras vean la luz, papá Pedro ya habrá tomado posesión de su cargo y tendrá que lidiar con todos los que no queremos vivir en una casa donde se rinde pleitesía a un rey, donde todavía se cuelgan crucifijos en los colegios, donde se niega que las cunetas están llenas de cadáveres y donde se le ríen las gracias a los Rubiales de turno.