29/09/2025

Entre las ruinas

Escrito por Meltxor Guerrero
  • Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad (https://dle.rae.es/genocidio)

Hace unos meses y en este mismo espacio, me indignaba ante la barbarie sionista e intentaba hacer un breve acercamiento a los orígenes históricos de la misma. Ha transcurrido casi un año desde aquel artículo y la única diferencia para los palestinos que sobreviven entre las ruinas de Gaza es que han pasado de los 50.000 muertos de entonces a los casi 70.000 de hoy en día, sin contar a los miles y miles que se pudren entre los escombros y cuyos nombres permanecen sólo en la memoria de los suyos.

A veces las cifras son tan abrumadoras que resulta difícil hacerse una idea de lo que realmente representan y es necesario descender a lo concreto para intentar comprender lo incomprensible. A finales de octubre de 2023, cuando los carros de combate israelíes irrumpen en la franja de Gaza, ésta tenía una población de unos 2 millones de habitantes apiñados en un territorio de apenas 365 km², unos 40 km de largo por unos 10 de ancho, con una de las densidades de población más elevadas del mundo, en torno a 5.000 personas por km². En algo menos de dos años, han sido asesinadas unas 70.000, entre ellas alrededor de 1.600 sanitarios, 310 trabajadores de la UNRWA (la agencia de la ONU para los refugiados palestinos), más de 250 periodistas y la estremecedora cifra de 19.000 niños y niñas. Los desaparecidos se cifran en unos 15.000 y los heridos suman alrededor de 170.000 personas. Es decir, más de 240.000 palestinos han sido asesinados, heridos o se encuentran enterrados entre ingentes montañas de cascotes… a lo que habría que sumar el desplazamiento obligado hacia la nada de miles y miles de personas, el hacinamiento, la falta de atenciones, el terror, el hambre y la violencia extrema. Un último dato en esta macabra lista: del total de exterminados por las Fuerzas de Defensa Israelí (brazo armado militar del “democrático” Estado de Israel), según diversos estudios, nada menos que un 80% eran civiles.

Comentábamos más arriba que la magnitud de la barbarie genocida en Gaza es tal que difícilmente podemos hacernos una idea real de su verdadera dimensión. Hagamos, pues, un pequeño esfuerzo y traslademos a nuestro entorno más cercano lo que esas cifras representan: Portugalete tiene unos 45.000 habitantes y Erandio unos 25.000, entre ambos suman la misma cifra que las personas asesinadas en Gaza: 70.000 mujeres y hombres, niñas y niños, ancianos y jóvenes, todos iguales ante la muerte y todos formando una inmensa montaña de cadáveres. Comentábamos también que son unos 15.000 los palestinos cuyos cuerpos no han podido ser recuperados aún de entre los escombros, una población muy similar a la de Sopela. Imaginemos que, en algo menos de dos años, todos los habitantes de Portugalete, Erandio y Sopela se hubieran volatizado y que sus calles no fueran más que un inmenso desierto; unamos a esto la cantidad de heridos mencionada más arriba, unos 170.000, prácticamente la misma que resulta de sumar los habitantes de Barakaldo, Santurtzi y Sestao y podremos ir haciéndonos una idea de lo que estamos hablando. Una última cifra: en Bizkaia, entre los años 2022, 2023 y 2024, han nacido unos 20.300 niñas y niños, apenas 1.300 más que los asesinados por los sionistas en Gaza en menos de dos años.

Hace apenas unos días, el canciller alemán Friedich Merz se emocionó hasta las lágrimas recordando los crímenes nazis en la reapertura de una sinagoga en Munich. Poco sé de este hombre, más allá de que representa a los sectores más conservadores de la CDU pero las lágrimas me llevaron a investigar un poco por internet y, hete aquí que su abuelo fue miembro de las S.A. y del partido nazi (número de miembro 4.258.218) y alcalde de su localidad entre 1917 y 1937. Y ¿a cuento de qué saco ahora este dato? Porque Alemania es, tras Estados Unidos, el principal suministrador de armas de Israel y no deja de ser curioso que a esa derecha europea, de Alemania o de donde sea, tan vinculada hace unas décadas al antisemitismo furibundo y principal valedora del sionismo genocida hoy en día, se le salten las lágrimas por un pasado del que sus herederos actuales no son responsables y no asuman ninguna culpa por un presente en el que todos están metidos hasta el cuello en el fango.

No queremos que nadie tenga que llorar con lágrimas de cocodrilo dentro de cuarenta años recordando el genocidio palestino y el papel que jugaron sus abuelos, ni queremos tener que seguir contando muertos. Queremos que, de una vez por todas, cada cual asuma sus responsabilidades y se pongan los medios necesarios, los que sean, para que los asesinos paguen por sus crímenes y los palestinos puedan vivir en paz. Y los que miran hacia otro lado, que se pudran en los infiernos.