Beste era

El panfleto

En más de una ocasión vas a tener que escribir alguno, así que no están de más unas recomendaciones generales:

- Ser breves. El panfleto dice muchas cosas con pocas palabras. Con ello consigues ahorro económico y una mayor garantía de que lo que escribes va a ser leído.

- El panfleto debe lograr que una vez que la persona empiece a leerlo, tenga que terminarlo, esté de acuerdo o no con lo que digas. Esto es lo más importante y siempre deberás tenerlo en cuenta. No hay cosa más deprimente que un suelo tapizado de panfletos que has repartido durante largo rato, y un buen panfleto nunca se tira. Prueba cada vez que hagas alguno a darlo a tus compañeros, pídeles que lo lean, pregúntales si les resulta aburrido, pesado o sin interés. Pregúntate qué harías tú si alguien te diera un escrito como el tuyo, y ve corrigiendo sobre las sugerencias que se te hagan. Con el tiempo le cogerás el tranquillo.

- Plantéate a qué público diriges tu panfleto. No es lo mismo hablarle a un jubilado, que a un obrero de la FORD, que a un joven en paro, a una jornalera, a un ama de casa...

- Aquello sobre lo que escribas debe tocar directamente las fibras sensibles de quienes lo lean, estén a favor o en contra. Busca siempre el punto doloroso.

- Hay muchos recursos para que el panfleto sea ameno, como:

1. La exageración: "Sí. Hay algo mejor que el nombre de Dios hoy: la Huelga General" (Emile Pouget 1889)

2. El sentido del humor y el chiste: "Los miembros del comité de empresa, ingresados por sobredosis de tostadas con jamón en Ciudad Sanitaria. Las largas horas que permanecen haciendo nada les han llevado a tan triste destino". (Anónimo).

3. El insulto: Por favor, aprende a insultar bien. Nada de putas, coños, maricas y cosas de esas, que son de mal gusto y sexistas): "La patronal de este país es tan podrida y venenosa que cada vez que alguno de ellos lava su ropa produce un desastre ecológico" (Anónimo).

4. Los cambios de ritmo: "Es domingo, por ello, tienen lugar las sagradas elecciones. Naturalmente, no faltan candidatos, los hay de todos los gustos y colores: "Una cerda no buscaría allí a sus hijos!" (Emile Pouget).

5. Las enumeraciones y repeticiones:

Tu patrón: Vota y trabaja, esclavo.
El policía: Vota y circula, majadero.
El cura: Vota y reza, borrego.
El banquero: Vota y paga, cretino.
El militar: Vota y mata, soldado.
El juez: Vota y a la cárcel, imbécil
El político: Vota y espera, idiota".

"Votar es un derecho y un deber. Votar es una alegría. Al día siguiente suena el despertador como todos los días". (Anónimo).

6. La poesía: "Antonio de la Cuesta. Tu culo apesta" (Anónimo sobre un Director de empresa. Bastó para amargarlo varias semanas).

El panfleto tiene que conmocionar, insultar, hacer reír, ser contundente y mandar un mensaje comprensible a cualquier persona. Haz que el objeto de tus iras se sienta humillado, ofendido, cabreado, deprimido hasta el punto de úlcera de estómago. Consigue que la gente se identifique y disfrute con tu mensaje. Emplea la lengua del pueblo, y tu panfleto tendrá éxito.

Si quieres escribir como Góngora o Cervantes, o hacer largas exposiciones teóricas, está claro que el panfleto no es lo tuyo. Pero escribir buenos panfletos es un arte despreciado que está al alcance de casi cualquiera. El panfleto enardece y da ánimos en una lectura de una par de minutos. Es la palabra escrita en acción.

"Gobernantes, imbéciles bufos y financieros. Eso son Canalla&Compañía. Yo prefiero el sistema del 89 (1789); era mejor. Así por lo menos en julio del 89 Bertier* quedaba colgado de una farola y Foullon* era masacrado”..."Ved lo que pasaría si en 15 días no hubiese carbón. Las industrias pararían, las grandes ciudades no tendrían gas, los ferrocarriles dormitarían. De golpe casi todo el pueblo entero estaría reposando. Esto le daría tiempo para reflexionar; comprendería que es suciamente robado por los patrones, sacudiéndose las pulgas rápidamente: ¡Que retomen sus bienes, pardiez! Y el día que hartos de tanto cachondeo, comience la lucha, y el alboroto sea llevado a cabo por buenos sujetos, pues entonces, os lo dice el Père Peinard, el comienzo del fin, habrá llegado.”

(Emile Pouget**. El Père Peinard 1889).

 

(*) Bertier y Foullon, yerno y suegro, hicieron una gran fortuna como usureros, especulando mientras el pueblo francés moría de hambre. Serían algo así como los equivalentes de nuestro Mariano Rubio y Mario Conde, héroes de la juventud de los 80. También ellos durante un tiempo estuvieron de moda. Tras la toma de la Bastilla en 1789, intentaron huir de París, pero les campesinos los pillaron y en un momento de ofuscación les dieron matarile. ¡Qué se le va hacer! ¡Así es la vida!

(**) Emile Pouget fue el mejor panfletista anarcosindicalista, un obrero polivalente y un gran militante, que desarrolló su actividad a finales del siglo XIX.

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